Con una ola polar que azota a la Argentina y, en particular, a Tucumán, las bajas temperaturas se hacen sentir no solo en el cuerpo sino también en la mente. Las tareas cotidianas se tornan más complejas, y hasta pensar con claridad parece una proeza en medio del gélido ambiente. Expertos advierten que este frío intenso puede aumentar el estrés y agravar síntomas preexistentes de ansiedad o depresión, especialmente en individuos vulnerables o con trastornos previos.
Jaldo, sobre las críticas por la suspensión de las clases por el frío: "Con la salud de los niños no se juega"Lo que a primera vista podría parecer solo una incomodidad climática, tiene profundas explicaciones neurológicas y psicológicas. Las bajas temperaturas parecen hacernos más lentos y menos activos, un fenómeno que los especialistas atribuyen a la forma en que nuestro sistema nervioso reacciona al frío. Es fundamental comprender estos mecanismos para proteger nuestra salud mental durante los meses más helados.
El impacto del frío intenso en el cuerpo y la mente
Desde una perspectiva neurológica, el frío extremo tiene el efecto de ralentizar la acción y la transmisión de los impulsos del sistema nervioso. El neurointensivista Ryan Kyle Jones señaló que esto se traduce en movimientos más lentos y torpes, además de una disminución en la sensibilidad corporal. Incluso sin alcanzar niveles de hipotermia, la exposición al frío es capaz de afectar el rendimiento cognitivo general.
La función cerebral se ve comprometida por el descenso de la temperatura, impactando directamente en la memoria, la vigilancia y la capacidad de tomar decisiones. Las personas pueden experimentar una mayor distracción, tiempos de respuesta más lentos y dificultades en el razonamiento. Además, con temperaturas corporales muy bajas (por debajo de 35°C), se pueden presentar estados de delirio, confusión y desorientación.
Cómo mantener el bienestar emocional mientras hace frio
El clima frío no solo influye en la cognición, sino que también tiene un marcado efecto en el estado de ánimo y la salud mental de la población. Muchas personas se sienten menos activas, experimentan mayor irritabilidad y tienden al aislamiento social. Estos factores pueden elevar significativamente el estrés y exacerbar los síntomas de trastornos como la depresión y la ansiedad.
El Trastorno Afectivo Estacional (SAD, por sus siglas en inglés) es una condición que a menudo coincide con los meses más fríos y de menor luz solar. Sus manifestaciones incluyen apatía, incremento del sueño, falta de motivación para actividades diarias y aumento del apetito. La psiquiatra Myriam Figueroa destaca que la menor exposición al sol deprime el ánimo.
Según el psicólogo Roberto González Marchetti, la condición climática puede actuar como un gatillo para episodios depresivos en personas que atraviesan situaciones de crisis o duelos. El frío puede inducir pesimismo o baja motivación en situaciones temporales de tristeza. Para contrarrestar estos efectos, se aconseja mantener las actividades diarias, realizar ejercicio regular y buscar ayuda profesional si la falta de placer persiste.